Por favor, envejecer con dignidad. A pesar de todo el prestigio, premios o condecoraciones que obtengáis a lo largo de vuestra vida, no os transformáis en una caricatura de la gloria que fuisteis en vuestros años mozos. Muestras, tenéis muchas y pueden servir de ejemplo de lo bajo que se puede caer por cuatro perras gordas.
Robert Prosinecki:
Jugador, por llamarlo de alguna forma del Oviedo, Real Madrid y Barcelona. Como pasatiempo, se lesionaba y se pasaba temporadas completas entre el banquillo y la discoteca. Con él, Altadis duplicó su cotización en el Ibex 35. Ante tal amor por la vida nocturna, acabó su periplo por España en una ciudad insulsa en la que llovía permanentemente y ni podía salir de cachondeo, Sevilla. Sus anuncios con Renault provocan la vergüenza ajena.
En entrevistas, charlas o coloquios, el jerezano emana malaje por los cuatros costados. Si además, lo fuerzan a parecer simpático en un anuncio, se cae en el bochorno y en lo patético. Kiko no fue mal jugador, pero ahí quedó su arte gaditano y poco mas podemos sacar del protagonista del anuncio de H&S
Christopher Lambert:
El remate del tomate. El ídolo de aquellos niños que ahora somos treintañeros, Connor Mcleod, el escocés inmortal, vendiendo furgonetas. "Los Inmortales" debería ser un bien protegido por la Unesco y debería decapitar al insensible que maquinó esta masacre de buenos recuerdos que teníamos de nuestra infancia. Después de esto, tan solo me que ver a Darth Vader vendiendo tangas de leopardo
